El edificio que ocupa la biblioteca fue construido por Cédula Real en el año de 1753 para albergar el Monasterio de la orden de los Camilos que llegó para evangelizar a la población. Es un edificio neoclásico colonial adornado con bellas columnas, donde se mezcla lo dórico con lo jórico. Tiene grandes arquerías, una hermosa fachada y amplios ventanales. Había dos amplios patios bellamente empedrados; en uno de ellos se construyó la primer cancha de frontón que existió en la Nueva España. En la parte oriente se erguía una capilla barroca con su sacristía y su campana, en los pasillos del jardín se encontraban bancas para el descanso de los monjes. Esta edificación ocupaba toda la manzana; se ubica entre las calles de Correo Mayor (Sol y luna), Pino Suárez (la del antiguo rastro), Regina y San Jerónimo (la de la buena muerte). Se cuenta que quienes se aventuraban a caminar a altas horas de la noche por la calle de San Jerónimo y se asomaban al interior del edificio, veían figuras fantasmales cantando el ave María y sosteniendo en sus manos veladoras encendidas; algunos otros se encontraban en la calle con figuras escuálidas o greñudas con la boca descarnada con enormes dientes blancos y con las cuencas de los ojos vacías. Muchos caían desmayados por el susto, otros ¡pies para cuando los quiero!, emprendían veloz carrera no parando hasta llegar al Zócalo o al Palacio Nacional. Si acaso lo dudan, visiten el interior del recinto después de la media noche.

Etiquetas: Biblioteca Rubén Darío

|